Yo nunca había comprado una casa antes. Ni me podía imaginar lo que es eso. Una vez pasado el trago de la notaría y que un señor que no conoces de nada te diga que vas a estar pagando toda tu vida una cantidad de un dinero que ni siquiera es tuyo, todo va bien. Que no..., que te creías.
Si bien es muy divertido ir detrás del constructor para que te pongan el altillo del armario empotrado y que miren ese azulejo del cuarto de baño, que se está soltando. Aún lo es más esperar a que pasen las vacaciones de verano para que te instalen el aire acondicionado, si los hados están de buen humor esta semana. Con 'la caló' que hace en esa casa.
Encargar los muebles de una casa te da muchas oportunidades de encontrarte con la gente más diversa. Desde el carpintero más fino a la vendedora de sofás más hortera. Y sin darte cuenta te pasas un mes soltando pasta a diestro y siniestro. Que si la cama, que tiene que ir a juego con las estanterías, que tienen que ir a juego con el armario, que tiene que ir a juego con las puertas. Para el sofá, cuidadín con el mueble de la tele y las lámparas. Y además intentar encajar todo eso en un apartamento de lo más pequeño. Lo de los muebles de la cocina ha sido como hacer un puzle. Y lo que queda.
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